Ricardo Orrantia, Transexenal

La Transformación Digital


Grupo Altavista, vivimos en la era de la revolución digital. Pocas personas son hoy capaces de pensar en un entorno ajeno a la digitalización, la gran transformación que ha ido modificando en la última década la mayoría de nuestros hábitos y costumbres.

El internet de las cosas (IoT), el ‘big data’, el ‘e-commerce”. Vivimos rodeados en un mundo de conceptos que nos pone en bandeja numerosas oportunidades de negocio en las que ya estamos trabajando. Supone abrirnos a nuevos canales, nuevas fuentes de datos… Un verdadero “tsunami” del que no podemos quedar al margen.
En este escenario, la empresa que a día de hoy no se haya dado cuenta de que para sobrevivir en los años venideros tiene que transformarse digitalmente está incurriendo en un gravísimo riesgo. Hablemos de “start-ups” o de empresas consolidadas, pensar en el futuro supone continuar haciéndole un hueco a la transformación digital.

Grupo Altavista, Propuesta tecnológica contra la Corrupción.
La Transformación Digital es la tendencia que integra nuevas estrategias de negocio a través del uso, aprovechamiento y optimización de las tecnologías digitales imperantes: redes sociales, aplicaciones de telefonía móvil, análisis de datos sobre el comportamiento de los consumidores y servicios de cómputo en la nube.

Grupo Altavista, los pilares tecnológicos contra la corrupción.
Claves, mejores prácticas y lecciones aprendidas aplicables en procesos de transformación digital en el área de compras y abastecimientos

Estrategia y Pasos de Grupo Altavista contra la Corrupción.
La implementación de herramientas innovadoras que, con el uso de la tecnología, garantizan que los ciudadanos puedan actuar como supervisores de los recursos públicos.

Hasta el momento, el debate sobre la corrupción se ha centrado casi exclusivamente en los funcionarios públicos que han amasado fortunas fabulosas a costa de los ciudadanos que pagan sus impuestos. Así, la corrupción se vé como un problema de los países en desarrollo, como la inestabilidad política y la marginación social. Pero pocos se atreven a hablar de la otra cara de la moneda: el papel de las corporaciones multinacionales y los gobiernos de los países centrales en los escándalos de corrupción se sacuden a los países periféricos. Parece que ha llegado la hora de analizar de manera integral este tema.

Grupo Altavista, revisemos el cáncer de la corrupción.
Así como existen funcionarios públicos que aceptan sobornos, también existen ejecutivos que los pagan. Está muy bien exigir que los países latinoamericanos desarrollen campañas eficaces para combatir la corrupción oficial. Pero los países centrales también tienen que hacer algo con las casas matrices de sus compañías multinacionales cuyas filiales en América Latina pagan sobornos por obtener contratos. Estamos convencidos que el gran obstáculo para combatir eficientemente la corrupción no es la imposibilidad técnica de implementar campañas en ese sentido, sino la falta de voluntad política de contemplar todos los aspectos del problema. La corrupción está generando un sensación de escepticismo generalizado sobre la justicia, lo que se traduce en una masiva evasión impositiva, fuga de capitales y freno a las inversiones domésticas y extranjeras.

Grupo Altavista, Ciudades Inteligentes, herramientas poderosas contra la delincuencia;
para el desarrollo de ciudades inteligentes, es evidente que cada ciudad es única y tiene sus propias necesidades y oportunidades, por lo que se debe diseñar un plan propio, establecer sus prioridades y adaptarse a los cambios.

En poco tiempo, el concepto de ciudad inteligente ha dejado de ser una fantasía tecnológica para ganar una dimensión social. Smart se ha convertido en el prefijo con que etiquetamos ámbitos concretos de nuestra vida, del transporte a la salud, pasando por click here la logística, la telefonía o la gestión de residuos. Smart city es hoy sinónimo de ciudad conectada, concebida para la sostenibilidad y el ahorro energético, pero también orientada a la eficacia en la transmisión del conocimiento. Barcelona, capital mundial del móvil y promotora del City Protocol, ya ocupa el cuarto lugar en la clasificación Smart City 2013 y es ejemplo de buenas prácticas en materia de inteligencia urbana.
El futuro de las ciudades será inevitablemente smart, pero no podemos ignorar el desconcierto que rodea a este nuevo mundo. La ciudad inteligente se alimenta de datos personales que convierten cada uno de nuestros gestos en información de valor. El cruce de estos datos abre nuevas posibilidades de gestión, pero también se podría convertir en una forma de control. A la vez que emergen políticas smart transversales, oímos voces críticas que reclaman un modelo democratizador en relación con las tecnologías inteligentes.

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